¿Ves a tu pareja tal y como es?

«El mundo que ves es lo que tú has puesto en él y nada más. Es el testimonio de tu estado mental, la imagen exterior de un estado interior. Tal como una persona piensa, así percibe. Por lo tanto, no intentes cambiar el mundo; opta por cambiar tu manera de pensar el mundo”

Ralph Metzner

 

¿Sabías que en realidad no vemos a las personas con las que nos relacionamos tal y como son, si no en función de la imagen que nos hemos construido de ellas? 

Puede resultar un pensamiento desafiante, pero la neurociencia también tiene algo que decir al respecto. Según esta, el mundo que percibimos es, en realidad, una construcción de la mente. A través de los sentidos construimos e interpretamos todo nuestro mundo y lo que consideramos real sólo es la proyección de toda nuestra experiencia vital, de nuestras creencias, de nuestra educación, de nuestra cultura, en definitiva, todo aquello que conforma lo que llamamos yo. 

Esto demuestra que, si lo que nosotros llamamos realidad no tuviese que ver directamente con nuestra interpretación de la misma, pasaría que ante un mismo acontecimiento todas las personas que lo experimentasen sentirían y pensarían lo mismo. Como habrás podido comprobar en numerosas ocasiones, esto no es así. 

Parece claro entonces, que este mismo mecanismo mental de interpretación de la realidad también se hace extensivo a los vínculos y relaciones que establecemos a lo largo de nuestra vida.

La importancia de la consciencia en la relación

En la relación de pareja es donde más se ponen en juego estos mecanismos. Todo aquello que proyectamos en nuestra pareja está basado en nuestra propia manera de sentir y percibir que, a su vez, es un resultado de todas nuestras experiencias vitales.

Tendemos a colgarle a la pareja todo aquello que realmente se origina en uno mismo. Así, acabamos formando una imagen paralela de la otra persona totalmente condicionada. Estos filtros que aplicamos nublan la capacidad de ponernos en su piel y entender cómo esta percibe el mundo que, al mismo tiempo, está tan condicionado por sus filtros mentales, como el nuestro lo está por los propios. 

Este “no ver” al/la otro/a, se agudiza en los momentos de desencuentro. A menudo cuando las parejas discuten, en el fragor de la batalla el ego y los mecanismos neuróticos toman las riendas en su totalidad. En ese momento, la comunicación se vuelve unidireccional. Por mucho que la pareja hable, la comunicación basada en la escucha y la empatía brilla por su ausencia.

Es en ese momento, cuando más vemos a la pareja como queremos verla volcándole todas nuestras razones para poder victimizarnos y competir en el juego de ver quien se ofende más. 

La idea que nosotros tenemos de nuestra pareja no es lo que nuestra pareja es en realidad. Y además, no tenemos la costumbre de corroborar con ella si realmente lo que pensamos de esa persona, se ajusta a cómo ella se percibe a sí misma.

Cuando no somos cosncientes de esto, corremos el peligro de entrar en exigencias y expectativas que pueden llegar a suponer una carga muy pesada para la relación, llegando a ponerla a peligro.

Entonces la pregunta que surge es, ¿cómo podrás amar realmente a alguien que no ves? Amarás, en todo caso, la imagen que tú tienes de esa persona.

Retomando la proyección

Pero si utilizamos el mecanismo de la proyección a nuestro favor, nos daremos cuenta de que puede convertirse en una poderosa herramienta para el autoconocimiento que nos puede ayudar a retomar el poder sobre nosotros mismos y a responsabilizarnos de nuestras propias emociones. 

¿Y de qué manera podemos hacer esto?

Imaginemos que en una pareja uno de sus miembros se siente inseguro acerca de su apariencia física y acaba proyectando su inseguridad en el otro. Por ejemplo, la persona puede volverse celosa y posesiva, aunque no haya justificación real para sus sospechas y puede acabar acusando a su pareja de flirtear con otras personas.

Al volcar todos estos sentimientos de inseguridad sobre la pareja, es posible que la relación se acabe resintiendo provocando conflictos y problemas de confianza.

Pero si utlizamos el mecanismo de la proyección para nuestro beneficio podremos trabajar esa inseguridad desde varios aspectos. Te propongo algunos:

  • Autoindágate: será primordial que te tomes un momento y desde la honestidad, puedas identificar qué te hace sentir inseguridad en tu relación, cómo no ser suficiente atractiva/o, o inteligente, etc. Darles espacio y acoger tus inseguridades es el primer paso para dejar de proyectarlas en otra persona.

  • Una vez en paz con tus inseguridades, comunica a tu pareja cómo te sientes de la manera más honesta posible. No la culpes ni la acuses. Hazte cargo de que lo que sientes es únicamente tuyo. Desde este punto, podréis hablar de una manera muy distinta y abierta que no desde el ataque y la desconfianza.
  • Practica el amor hacia ti: acoge todo aquello que forma parte de ti, aunque no te guste. Porque el primer paso para cambiar algún comportamiento propio, es aceptarlo sin juzgarlo ni sentirte culpable por sentir lo que sientes. No te compares con nadie y pon también el foco en tus cualidades. SER implica que todo lo que hay en ti es perfectamente válido y amable (digno de ser amado).

El cambio de mirada

A partir de aquí, se abrirán espacios desde los que se podrá ver la manera en la cual le colocamos todo nuestro mundo emocional y mental a la pareja. Así, iremos despojándola de todo aquello que no le pertenece.

Podremos verla con más claridad y amarla tal y como es y no tal y como queremos que sea. 

Cuando ambas partes son conscientes de las cargas que colocan al otro, se abre la puerta para el encuentro y la empatía, generando un vínculo más claro y respetuoso que incluye al otro desde la aceptación de la totalidad de su ser.

La mayoría de las disfuncionalidades que se dan en la pareja, vienen marcadas precisamente por las creencias de cada uno.

Creencias sobre sí mismo, sobre el otro y sobre el conjunto de la relación. Por eso, un punto imprescindible para el trabajo terapéutico con las parejas es promover mejores interacciones a partir del reconocimiento y modificación de las creencias que subyacen a estas interacciones.  En resumen, re-aprender la manera de relacionarse.

Un ejercicio muy interesante que puedes hacer en pareja es precisamente contrastar las ideas acerca de ella que tienes y a la inversa. También te resultará muy curioso descubrir cómo te ve tu pareja a ti y de qué manera encaja esa imagen con tu autoconcepto.